Hace como 7 u 8 años que por culpa de una mala gestión del tiempo y mi poca eficiencia a la hora de priorizar tareas, tuve una racha en la que me despertaba cada día sudando, frustrado y mucho antes de que sonase el despertador.
Mi cabeza directamente empezaba haciendo una lista de las 50 tareas más urgentes que tenía que hacer.
Iluso de mí, trataba de volverme a dormir dando vueltas por la cama, pero volverme a dormir era algo imposible. Mi mente ya se había encargado de recordarme unas 33 tareas de las 50 tareas que tenía por hacer.
Así fue mi día a día por mucho tiempo. Todavía no me había levantado y ya estaba cansado, desmotivado y frustrado, pensando en todo lo que tenía que hacer. Siendo consciente de que ese día también llegaría a las tantas de la noche con un montón de tareas por hacer.
Mi rutina diaria se basaba en trabajar hasta las tantas tratando de terminar tareas que pocas veces terminaba, pues casi siempre aparecía una tarea todavía más urgente que tampoco lograba terminar. Era una locura.
Un día me topé con esta cita:
Y sí, locura no era el ritmo que llevaba sino tratar de mejorar mi productividad y gestión del tiempo funcionando de la misma forma.
A partir de ahí, decidí cambiar, empecé a llegar antes a casa y destinar ese tiempo extra en formarme en productividad personal, gestión del tiempo y eficiencia empresarial.
Fue tal mi obsesión en aprender sobre el tema que podría darte cientos de consejos sobre gestionar mejor tu tiempo, aumentar productividad o ser más eficiente.
Este es el consejo que realmente cambió mi vida, y también ha cambiado la vida de los empresarios que han implementado el Método EGM™ conmigo durante estos años y ahora son mucho más eficientes.
El primero es que respondas tú también las siguientes preguntas y me cuentes si llegas a las mismas conclusiones.
¿Por qué me despertaba antes de hora?
¿Por qué tenía un listado interminable de tareas rondando por mi cabeza?
¿Por qué no priorizaba?
En mi caso, lo que cambió esa dinámica es el consejo que te quiero dar hoy.
En lugar de pensar en las tareas pendientes por la mañana… Empecé a organizar las tareas la noche anterior. En lugar de pensar cuáles son las tareas pendientes… Empecé a escribirlas a mano en una hoja. En lugar de querer hacer las más urgentes… Empecé a ordenarlas por grado de importancia en lugar de urgencia. En lugar de tratar de terminar en una lista infinita… Asumí que no podía terminarlas todas, así que empecé a focalizarme en terminar solamente una.
Estos son los cinco pasos que me ayudaron a ser más productivo, mejorar la gestión del tiempo y avanzar en mi desarrollo profesional.
Así que ahora te toca a ti, ¿Estás listo para despertar al empresario eficiente que llevas dentro?
Aplica estos cinco pasos cada noche y pronto verás resultados.
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